Ceremonia Cívica: Combate de Iquique

Las actividades de esta semana se iniciaron con la Ceremonia Cívica, centrada en el Combate de Iquique que estuvo a cargo de quinto grado de primaria, bajo la coordinación de su consejera, Miss Giannina Avila.

En abril de 1879, después de recibir la declaración de guerra de Chile, el gobierno peruano se preparó para enfrentarse a la Armada chilena. El 16 de mayo de ese año, la Primera División Naval Peruana, liderada por el Capitán de Navío Miguel Grau Seminario, zarpó hacia Arica desde el puerto del Callao.  Al mismo tiempo, la Armada chilena, al mando del contralmirante Juan Williams Rebolledo, salió de Iquique con el objetivo de abatir a los buques peruanos por sorpresa en el Puerto del Callao.

El 19 de mayo, después de recibir noticias de que solo la Esmeralda y la Covadonga sostenían el bloqueo del puerto de Iquique, las naves peruanas Independencia y Huáscar fueron a enfrentarse a estas dos naves. Los buques peruanos zarparon y llegaron a Iquique el 21 de mayo de 1879.

Antes de romper fuegos, Miguel Grau arengó a su tripulación. El monitor Huáscar hizo impacto sobre la corbeta Covadonga, logrando perforar su casco. La intención inicial de Grau era capturar a la corbeta, pero al ver que se empeñaba en combatir, decidió atacarla. Esquivando los disparos, tomó la decisión de espolonear a la Esmeralda y lanzó audazmente a su buque sobre ella, causando graves daños a la corbeta chilena. El comandante de la Esmeralda murió en combate, lo que llevó a la rendición del buque chileno.

Iquique representó el inicio de la guerra, cuyo escenario inicial sería principalmente el mar. En Iquique los marinos peruanos demostraron las cualidades que los acompañarían en su participación tanto en la Campaña Naval como en la Campaña Terrestre, gran capacidad marinera unida a la firme convicción que defender a la patria es el más alto honor que puede tener un marino.

Es importante resaltar el profesionalismo y persistencia del capitán de navío Miguel Grau, quien no dudó en emplear todos los recursos disponibles de la nave de su mando, para cumplir el objetivo de hundir al enemigo, así como su actitud magnánima de rescatar a los náufragos y sus dotes de caballero al haber enviado días después del combate las prendas personales del comandante Prat a su viuda, que él habría podido conservar como trofeo de guerra. Miguel Grau representa el valor, la decisión, el coraje y el amor por la patria, valores que necesitamos inculcar y fortalecer cada día de nuestras vidas.