Por ti y para ti mamá
No llores tú, hijo mío. ¡Qué malos deben ser esos que siempre te están regañando sin motivo! ¿Te han llamado sucio porque cuando estabas escribiendo te manchaste de tinta los dedos y la cara? ¿Y no les da vergüenza? ¿Se atreverían a llamar sucia a la luna nueva porque se ha tiznado la cara de tinta? Hijo mío, por cualquier cosita te culpan. Todo lo tuyo les parece mal. ¿Que te rompiste tu ropita jugando? ¿Y por eso te llaman destrozón? ¡Y no les da vergüenza! ¿Pues qué dirían de la mañana de otoño cuando sonríe detrás de las nubes rajadas? Pero no les hagas tú caso, hijo mío. ¡Qué bien contaditas te tienen tus faltas! Todo el mundo sabe lo goloso que eres. ¿Y por eso te llaman tragón? ¿Y no les da vergüenza? Entonces, ¿cómo nos llamarían a nosotros porque tú nos gustas tanto que te comeríamos a besos?
“Mala fama” es el nombre de este hermoso texto del escritor hindú Rabindranath Tagore, donde se nos presenta a una madre educando a su hijo para la vida. Pero no lo hace de cualquier manera. Hay aquí una inusual mezcla de firmeza, ternura e imaginación que combina la enseñanza, la mirada crítica y la sensibilidad ante lo bello. Son señalados los errores de los adultos cuando intentan privar al niño de su derecho a ser niño y comportarse como tal. Estamos en presencia de una maternidad alternativa que intenta comprender y solucionar las cosas desde varias posiciones y la posición de los hijos pequeños casi siempre es subvalorada.
En esta fecha tan significativa, les proponemos reflexionar y orar por:
Oremos por aquellas madres cuyos cuerpos son usados para procrear hijos sin importar nada más; sin importar sus deseos, sus sentimientos, sus proyectos para la vida. Oremos para que aún en medio de las presiones familiares, sociales y religiosas estas madres puedan amar a sus hijos y puedan decidir cuándo, cómo y por qué ser madres.
Oremos por las madres que hoy en el mundo siguen luchando por la vida de sus hijos, esforzándose por conseguirles comida, abrigo, escuelas, seguridad.
Oremos por aquellas madres que de manera generosa no retienen a sus hijos para que puedan servir a la sociedad y al mundo. Demos gracias por las madres que hacen posible los sueños de Dios en los sueños de sus hijos.
Oremos por aquellas madres que de manera egoísta superponen sus intereses y necesidades antes que la vida de sus hijos. Oremos por aquellas madres que fría y duramente los abandonan y evaden su responsabilidad.
Oremos por aquellas madres que hoy siguen perdiendo a sus hijos en las guerras que no provocaron; guerras que solo sirven a los intereses de pocos.
Oremos por aquellas madres cuyos hijos han sido víctimas de actos terroristas, de violencia doméstica o delincuencia en las calles.
Oremos por aquellas madres cuyos hijos son secuestrados o muertos y nunca más ven. Oremos para que encuentren consuelo a sus vidas. Pero también oremos por aquellas madres que, aunque incomprendidas, no dejan de preocuparse porque los hijos no llegan temprano a casa, olvidaron el celular y no hay cómo comunicarse con ellos.
Oremos por aquellas madres cuyos hijos no terminan por comprender por qué mamá se preocupa tanto.
Oremos por aquellas madres cuyo horizonte de vida se ha reducido a la casa, a las tareas domésticas. Oremos para que puedan estudiar y trabajar, se superen personal y profesionalmente y que puedan recuperar su valor propio y dignidad personal.
Oremos por las abuelas, que en estos tiempos han asumido el rol nuevamente de mamás…., que experimentando su fe en nuestro Señor Jesucristo, crían a sus nietos para que ellos las amen, no les teman, las respeten y obedezcan……
Oremos por nuestra sociedad y que cada uno de nosotros pueda reconocer en cada madre a una persona digna y amada por Dios.
Y que la paz, el amor y la ternura de Dios sean sobre todas las madres del mundo y sobre aquella que habita en lo recóndito de nuestro corazón.
Compartimos este hermoso poema de Kalhil Gibran:
Tus hijos
Tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la vida, deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti y aunque estén contigo, no te pertenecen.
Puedes abrigar sus cuerpos, pero no sus almas, porque ellos, viven en la casa del mañana, que no puedes visitar, ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti, porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.
Tu eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados.
Deja que la inclinación, en tu mano de arquero, sea para la felicidad.
¡¡¡¡¡¡¡FELIZ DÍA QUERIDAS MADRES DEL COLEGIO AMÉRICA,
DIOS LAS BENDIGA!!!!!!